Las casetas de cobro, instaladas a lo largo de mas de 10 mil kilómetros de autopista de cuota en México, cuentan con una tradición que raya en la impotencia, causada por operar con vacíos de ley, desde hace décadas.
Por eso, a los organismos de seguridad del estado les cuesta ser moralmente respetados; “no es soplar y hacer botellas” para que de la noche a la mañana los grupos sociales, dejen de plantearse la posibilidad de financiar su movimiento gracias al peaje, que voluntariamente a fuerza, pagan los automovilistas.
Sin embargo, desde el año pasado, se aprobó en la Cámara de Senadores la Reforma al artículo 533 de la Ley de Vía Generales de Comunicación que, penaliza el bloqueo, la toma de casetas y la interrupción parcial o total de los servicios en las vías generales de comunicación con hasta 7 años de prisión y multas que van de los 8 mil a los 44 mil pesos.
Al parecer, estos cambios a la ley, no le llegaron con oportunidad al grupo de estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, que intentaron tomar la Caseta de Palo Blanco en la Autopista del Sol, pero se encontraron con otras reglas de juego, las de la ley, esas que son fáciles de confundir con violación a los derechos y provocaron un enfrentamiento con la Guardia Nacional y la Policía estatal.
Enseguida se levantó una polvareda en las redes sociales, azuzada por las declaraciones de la alcaldesa de Acapulco, Abelina López que pedía más empatía con el movimiento de los normalistas. ¿Empatía? Ese sentimiento se lo han ganado y no debería estar en el debate; al pedir que la crítica sea empática, se está transpolando el término a otro escenario y cae en la victimización.
No hay que confundirnos; debemos distinguir entre los justo y lo legal. Muchos mexicanos consideramos que los padres de los desaparecidos y el grupo de estudiantes normalistas que los apoyan, tienen una causa justa y sentimentalmente o hasta participando en sus acciones podemos solidarizarnos. Eso es justo.
Pero todo movimiento social, por más legítima que sea su lucha debe caminar por los sinuosos caminos de la “justicia”. ¿O solo por saberme ignorado de mis denuncias, me hace inmune para atropellar el derecho de los demás? Sin perder el foco en lo sucedido en la caseta de cobro cerca de Chilpancingo; hay una ley que debe respetarse y por eso acudieron los cuerpos de seguridad. Eso es legal. Sólo en un Estado fuerte capaz de imponer la legalidad, puede florecer la libertad.
@elcastorviajes
Imagen de Uno TV