Esa parece ser la sentencia de algunos críticos de la Industria sin chimeneas en Europa; por ejemplo, en Alemania consideran que los viajeros que regresan de vacaciones, vienen contagiados por el virus SARS-CoV2 que causa Covid-19.
Los rebrotes están impactando en el país gobernado por Angela Merkel; ahí tuvieron el pico más alto de la pandemia el 28 de marzo donde habían 6,294 nuevos contagios pero bastaron solo tres meses para aplanar la curva, pues el 15 de junio solo contabilizaron 192 nuevos casos. Desgraciadamente ayer ascendió a 922 nuevos casos y con ello vienen medidas más duras para los ciudadanos, y estas inciden directamente en la economía turística.
Entre las reglas implementadas en Alemania, sobresalen: multas de 50 euros como mínimo a quienes no usen mascarilla en lugares públicos y donde estas sean obligatorias. Los ciudadanos que viajen (con todo y las restricciones del gobierno) deberán cumplir una cuarentena a su regreso. El Estado además, quita indemnizaciones a los turistas que -pese a las restricciones- deciden salir de viaje y una más: Las fiestas populares, conciertos masivos y eventos deportivos quedan prohibidos hasta diciembre.
Mientras tanto en España, por decreto ya no se puede fumar en las calles a menos que se guarde una distancia de dos metros, y lo peor es que se volvieron a cerrar discotecas, bares y salones de baile. Conviene recordar que este país está entre los de mayor letalidad por cada 100 mil ciudadanos.
En México resulta cada vez más insultante negociar producto turístico, porque no hay fecha para que la curva producida por Covid-19 descienda. Somos un caso singular y vergonzante en el tratamiento -sin pruebas- de la pandemia, y los casos antes mencionados de este par de países, nos puede taladrar la realidad. Debemos actuar antes que el maldito rebrote venga a dar el golpe final al turismo nacional o los “sesudos” funcionarios de salud terminen culpando al turismo para cubrir su ineficacia.
@ElCastorOficial