Mariposario Yeé Lo Beé, Playa Cacaluta y Playa Arroyo
Visitar Huatulco siempre es un placer, ya sea para pasar un fin de semana o las vacaciones completas; con amigos, con familia y hasta para pasar unos días en soledad alejados del trajín de la ciudad. Este paraíso del estado de Oaxaca tiene secretos casi inexplorados fuera de la zona hotelera y la gran infraestructura turística y ya que estamos de vacaciones por aquí, descubrimos dos de estos rincones:
Mariposario Yeé lo Beémriposario
Es el mariposario más grande de América Latina. Entrar es no creer lo que ves, una nube multicolor que se mueve por todos lados, se extiende y vuela por un domo de más de 900 metros cuadrados. Yeé Lo Beé, “Flor de cielo” en zapoteco, alberga en una enorme sala de exhibición, un sinnúmero de especies de mariposas y es también centro de reproducción, investigación y educación ambiental. Se encuentra a escasos 10 minutos de la zona turística y muy pocos lo conocen.
El recorrido te tomará aproximadamente dos horas y media y comienza en el laboratorio donde los visitantes somos testigos del ciclo de vida de los lepidópteros -’mariposas’ en cristiano-; desde que son unos pequeñísimos huevecillos, después larvas y capullos hasta su increíble transformación en alegres mariposas.
El guía que nos lleva en el recorrido nos cuenta que Oaxaca es el estado con mayor diversidad de estos coloridos insectos en la República Mexicana y uno de los objetivos de este lugar es crear conciencia en los pequeños y que aprendan de manera divertida todo lo referente a las mariposas; y no solo los niños, sino también los adultos quedamos asombrados al poder observar a pocos centímetros de nuestros ojos, cómo las mariposas van saliendo de su capullo. Al final del recorrido, a cada visitante se le entrega una cría de mariposa para que la libere y sea testigo de su primer vuelo; no podría asegurar quiénes se emocionan más con esta actividad, si los adultos o los niños, todos atentos al vuelo de su ejemplar con la esperanza de que su deseo se vea cumplido pues a decir del guía, en Oaxaca la gente tiene la creencia de que “Si tu le hablas a una mariposa y le pides un deseo, ella irá con un ser supremo y lo pedirá por ti”.
Bahía Cacaluta
Cacaluta es una palabra en zapoteco que significa “Ave negra” y se llama así porque cada año recibe miles de aves migrantes. Es una de las bahías menos visitadas de Huatulco, tal vez porque para acceder a ella se necesita ir en barco o bien, caminando si así lo deseas pero, te tomará más de 20 minutos caminando en medio del bosque. Bahía Cacaluta está formada por dos playas, una mucho más grande que la otra y curiosamente, juntas forman un corazón.
Playa Cacaluta tiene casi un kilómetro de largo y al visitarla, las posibilidades de encontrarse totalmente solo son muy altas, se vive la sobrecogedora experiencia de estar frente a la naturaleza en su más pura esencia. Uno puede echarse en la arena a observar el mar durante horas y sentir que fue solo un instante. Al fondo, enmarca la vista una pequeña isla que parece custodiar el lugar en medio de la soledad.
El agua color turquesa se ve tentadora pero no te recomiendo nadar aquí pues las olas son muy fuertes y podría ser peligroso, lo mejor es observarlas y disfrutar su imponente vaivén azul.
Playa Arroyo es pequeña cierto, mide apenas 70 metros de longitud y precisamente eso le da un encanto particular. Es acogedora y sumamente amigable. En muchas ocasiones, sus olas son tranquilas y hasta pareciera una gran alberca que la naturaleza reservó para que podamos admirar a sus coloridos habitantes; puedes bucear y esnorquelear o simplemente recorrerla a pie y disfrutar de la vista de pelícanos, gaviotas, patos buzo y en ocasiones verás saltar a los delfines o enormes tortugas saliendo del agua a tomar un poco de sol.
Aquí puedes acampar pero recuerda llevar todas las provisiones necesarias ya que esta playa es área protegida y como tal, está alejada de toda urbanización y no encontrarás un solo comercio, por favor no olvides dejar la playa impecable, tal y como la encontraste.
Escrito por: Gabriela Albarrán