“los hoteles por supuesto que están afectados económicamente, al transporte también le está impactando pero, sin duda los restaurantes serán lo más delgado de la cuerda cuando ésta tenga que romperse” me cuenta Eduardo Yarto, secretario de Turismo de Zacatecas, cuando le pido localizar al empresariado turístico donde la colisión económica producto del Covid-19 esté castigando más.
El pensamiento de Yarto tiene un razonamiento de vivencia en carne propia; tres de los mejores lugares para degustar la gastronomía en la capital zacatecana, no volverán a abrir sus puertas aunque el semáforo epidemielógico avance al verde.
“No sabes el pesar que me da, son empresarios que estaban apostando con mucha creatividad para hacer algo diferente, vinieron a sumar a la diversidad de la oferta restaurantera de la entidad” me comparte el secretario de Turismo del estado gobernado por Alejandro Tello.
La fortaleza y debilidad de los restauranteros está en su origen, ya que el 98 por ciento de los establecimientos son micros, pequeñas y medianas empresas, y si a esto le sumamos que 6 de cada 10 negocios son familiares, la reacción financiera que pudieran tener en estos casos de contingencia es casi nula porque la mayoría de ellos vive al día. Puede ser que bien o muy bien pero finalmente generan dinero por el consumo diario.
Varios restauranteros del centro-norte de nuestro país, me cuentan casi el mismo ejemplo cuando sucedió la crisis sanitaria por la influenza A/H1N1 en 2009; “fueron menos de 20 días los que cerramos como medida para evitar contagios y los datos dan cuenta que se perdió el 9.6 por ciento del PIB restaurantero, ¿Te imaginas ahora con tantos meses? ¡Será una catástrofe!”
“Nunca buscamos que el gobierno financiara nuestras pérdidas, tampoco solicitamos préstamos ¿para que? Si, ni siquiera sabemos la fecha para reiniciar, solo nos ahorcaríamos más; únicamente pedíamos empatía para posponer impuestos y pagar servicios como luz o agua” me cuenta uno de los afectados (pide el anonimato) que tuvo que cerrar 3 restaurantes en la Ciudad de México.
Eran más de 635 mil establecimientos dedicados al sector restaurantero según INEGI hasta antes de la pandemia por Covid-19; pero cuando llegue el recuento de los daños, más del 30 por ciento habrá desaparecido según los empresarios contactados. Terrible dato cuando sumamos la cifra de 2.1 millones de personas que se emplean directamente en la industria restaurantera.
Lo peor es que si el gobierno federal ha carecido de sensibilidad para apoyarlos, tampoco observo que los líderes del sector estén impulsando alguna propuesta a futuro (para que no vuelva a suceder) seguros o fondos donde las empresas y sus empleados cuenten con apoyos económicos en caso de
Contingencias similares.
@ElCastorOficial