La mayoría de sus destinos elegidos son playas (40.5%) pero el turismo cultural es la segunda opción (24.9%); en el Top Five de los lugares favoritos aparece Oaxaca (Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta, Oaxaca y Los Cabos) estos son algunos datos del estudio “Percepciones y actitudes de los viajeros mexicanos en tiempos pos-covid-19” realizado por Cicotur-Anahuac que dirige Francisco Madrid.

Cada cifra encontrada es para detenerse y analizarla a fondo; no porque los viajeros mexicanos hayamos cambiado drásticamente, lo extraño es que en muchos casos seguimos comportándonos como si la pandemia no hubiera trastocado nuestra manera de ver la vida.

Uno de los primeros apuntes que hay que meditar profundamente es sobre el grupo social que regularmente viaja: “El consumo turístico se concentra en el 20 por ciento de la población de mayores ingresos”. Una afirmación que ya la traía en otra investigación Hazael Cerón años atrás, de ahí la necesidad urgente de tomar medidas para democratizar los viajes.

Cómo es posible que seamos el tercer país en el mundo en viajes locales (solo debajo de Japón y Alemania. Dato del 2018 de la OCDE) con la vigésima parte de la población de mayores ingresos, pero así es; el turismo doméstico aporta el 82 por ciento del gasto turístico total un aproximado de 2.7 billones de pesos.

¿Qué presiona para que en medio de la pandemia no viajemos más los mexicanos? Siguen siendo los mismos elementos de antes del 2020: falta de dinero y de tiempo. Pero, de acuerdo al análisis de Cicotur, con datos de INEGI: “Se observa una paulatina recuperación de la confianza del consumidor, hacia la posibilidad de viajar en el corto plazo”.

Los “Aceleradores” para que los mexicanos tomemos la decisión de vacacionar serían: percepción de ofertas que no se repetirán, escape del encierro, convivencia al interior de la familia, visitas a familiares, lealtad a las marcas de la industria de viajes, Tiempos compartidos/Clubes de viajes además que por las restricciones sanitarias, sustituyan los viajes internacionales por nacionales.

En cuanto a los “Frenos” que inhiben las ganas de salir de viaje son: Impacto económico en las familias, aversión al riesgo, por el temor al contagio, y el problema latente (que la crisis sanitaria hizo a un lado por los niveles obvios de preocupación hacia el Covid-19) la percepción de aumento de inseguridad, además de la disminución de frecuencias aéreas y encarecimiento de tarifas en algunas rutas.

Reitero, tendré que regresar al estudio de Cicotur-Anahuac varias veces para reflexionar sobre los gustos y cambios del consumidor turístico mexicano en tiempos pos-covid-19.

@elcastorviajes