Hubo una lluvia de objeciones para no autorizar Congresos y Convenciones en la CDMX, que solo crearon lagunas de incongruencias, para sumar una más, ante la autorización de la apertura, en pleno semáforo epidemiológico en color naranja de la capital del país.
La Industria de Reuniones no está para lamentarse, hoy lo único que desea es emplearse a fondo en los eventos que se han venido posponiendo por las supuestas razones del SARS-CoV-2, aún con los argumentos de los dirigentes de actuar, en el 2020 con los protocolos más estrictos.
Desde el año pasado, algunos empresarios de este segmento turístico, organizaron en Los Cabos, Monterrey y Cancún, algunos eventos para demostrar que, con las medidas más estrictas de seguridad sanitaria, podían seguir trabajando. Aquí la política privilegió la razón.
Hasta que, en la Gaceta de la CDMX del viernes pasado, apareció la autorización, señalando que, a partir del lunes 16 de agosto de 2021, los centros de Convenciones y Congresos podrán continuar sus actividades con un aforo máximo de mil personas, observando las medidas específicas de protección a la salud.
Ante la necesidad de la Industria de Reuniones de emplearse a fondo, resultan ociosas las preguntas que hay de sobra para cuestionarse ¿porque ahora la apertura y no antes? ¿Por qué aducían que solo iban a permitir la apertura con semáforo epidemiológico en color verde y ahora estamos en naranja, tirando a rojo?
Ahora solo faltará comunicar de la mejor manera a los participantes que acudan a estos Congresos y Convenciones -no tanto al sector de exposiciones que debió recibir los requisitos con antelación- sobre los lineamientos que dicta el Gobierno de la Ciudad, en torno a las medidas de protección a la salud que deberán cumplir.
Con las nuevas reglas, serán eventos muy diferentes; no estará disponible el servicio de guardarropa, tampoco se permitirá repartir programas de mano, volantes o cualquier material impreso, la información deberá proporcionarse oralmente por medio de equipos de sonido o código QR.
Esto si será un reto: la estancia máxima en el recinto será de 40 minutos, la población vulnerable deberá abstenerse de asistir por recomendación y estarán prohibidas las pruebas que impliquen manipulación directa con los clientes como cosméticos, perfumería o degustaciones.
Entre los lineamientos técnicos, será muy importante el monitoreo de quienes tienen la responsabilidad de verificar el sistema de ventilación, este sólo podrá operar con recirculación de un mínimo de 40% hacia el exterior, entre varios puntos más sobre el tema.
La clave estará en comunicar los lineamientos para seguir en orden las reglas.
@elcastorviajes