La sugerencia es sin medias tintas; todo aquel pasajero que incurra en faltas con la tripulación de un avión, se le debe prohibir viajar de por vida. Una idea que estudia el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden, toda vez que ya le fue comunicado.
El hartazgo de las aerolíneas motivado por los viajeros revoltosos se ha incrementado con la pandemia, debido principalmente al requisito federal de portar el cubrebocas por protección sanitaria, esto viene generando renuencia y violenta el orden adentro del avión.
Los datos encendieron los focos rojos en la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) El año pasado se registró el peor cuadro de indisciplina de toda la historia de los últimos 31 años en que se llevan registros de comportamientos, con más de 5 mil reportes de pasajeros en un año.
Tres cuartas partes del total de incidentes aéreos iracundos, son por negarse a utilizar el cubrebocas, el resto es por insultos racistas, ofensas homofóbicas, agravios de genero, escupir, ofensas verbales o rudeza innecesaria en los respaldos de los asientos que, curiosamente, se redujo hasta en un 50 por ciento la taza de incidencia cuando se lanzó la campaña de FAA sobre “Tolerancia Cero”.
Este plan que impone infracciones a las normas aéreas establecidas, fueron uno de los argumentos que Ed Bastian, director general de Delta, retomó, para solicitar al Departamento de Justicia de Estados Unidos que se cree una lista nacional de pasajeros vetados por conductas excesivas a bordo de los aviones.
Al instituirse la Lista Negra Nacional de pasajeros indisciplinados, influirá en un cambio de actitud de los viajeros, pues está contemplado reportar la “lista” a nivel nacional para evitar que el pasajero conflictivo pueda comprar un ticket en alguna más de las aerolíneas. Así previenen a otras compañías aéreas de posibles contingencias que pudieran expandirse.
No será fácil que el gobierno de Biden apruebe este veto; de entrada, compartir la “lista negra” de pasajeros anárquicos, la hace transitar en la cuerda floja de la legalidad. Esto inhibirá el respaldo de algunas compañías aéreas por temor a las demandas judiciales de los pasajeros; sumemos también la resistencia de grupos minoritarios con trastornos de estado de ánimo, que en un mal día puedan angustiarse en pleno vuelo, se confunda con indisciplina y ¡les prohíban volar de por vida! O personas con alergias tan diversas que impiden ponerse alguna mascarilla. En fin, tendrán que bordar muy fino con el veto, para que los auténticos pasajeros conflictivos eviten causar problemas en un avión.
@elcastorviajes