Los futurólogos habían previsto hace tres meses que el turista iba a cambiar su estilo de vacacionar y que saliendo del confinamiento serían casi excursionistas Zen. Craso error, si existen seres en este planeta incrédulos y temerosos al cambio, somos los humanos.

Ni la pandemia del Covid-19 pudo contra las apuestas de los turisteros injertados en adivinos, que daban por un hecho la transformación de los gustos del viajero hacia espacios turísticos abiertos y destinos sostenibles. Bueno, por lo menos no se ha notado de manera masiva.

En Europa el encierro parece que les hizo perder el miedo al coronavirus y en la primera oportunidad que sus autoridades lo permitieron, salieron en masa hacia el mar. Por ejemplo, en Barcelona España, la Guardia Urbana tuvo que limitar el acceso a las playas de Nova Icária, Bogatell, y Llevant porque rebasaron el aforo en más del 80 por ciento o en Brighton Inglaterra donde pusieron anuncios a sus playas de “inmanejable” tras la saturación.

Los destinos mexicanos también están definidos por “Sol y Playa” como el Caribe Mexicano con 22.4 por ciento de ocupación y una tarifa de 170 dólares, le siguen Los Cabos con 23.8 por ciento de ocupación, pero con la tarifa mejor manejada del país en 363 dólares en promedio -casi el doble que los destinos de Quintana Roo- mientras que el centro vacacional que alcanza la mayor ocupación es Puerto Vallarta -recordemos que de manera natural los tapatíos son mayoría en sus destinos- con 28.4 por ciento de ocupación y una tarifa de 179 dólares, acorde a datos de CoStar.

En lo que respecta a los centros urbanos, la Ciudad de México alcanzó en la última semana un 9.9 por ciento de ocupación, aunque la tarifa más alta -en promedio- de 81 dólares, Guadalajara tuvo 17.5 por ciento de ocupación con tarifa de 65 dólares en promedio, mientras que Monterrey fue la de mayor ocupación con 19.9 por ciento, sin embargo, resultó la tarifa mas baja con 56 dólares en promedio.

Aquí les pregunto: ¿prefieren mayor ocupación sacrificando tarifas?

@ElCastorOficial