“Las empresas europeas que tienen a los empleados ocupados fuera de sus centros laborales, pueden sentirse afortunadas; el llamado teletrabajo (que no es trabajar en casa, eso sería Domotrabajo) o trabajar a distancia, les podría ahorrar en espacio, seguridad, agua, luz, limpieza, wifi y demás, un aproximado de 2 mil euros al año por asalariado”. 

Estas reflexiones son parte del analista turístico Fernando Gallardo en su artículo: “Los réditos en el turismo del teletrabajo”. Donde advierte que la pandemia del Covid-19 contagió también de aceleración a la tecnología laboral y el resultado ha sido más productivo para las empresas y confortable para los empleados por el simple hecho de que “cada teletrabajador genera un día más de valor por semana que el oficinista” por el simple hecho de los tiempos en desplazamientos.

Plataformas de videoconferencias como Google Meet, Zoom o Microsoft Teams llegaron a  romper el estigma del “presencialismo”, ya no hace falta hacer “horas nalga” para justificar el sueldo y aquí es donde se abre una oportunidad al turismo; si el trabajador a distancia puede elegir en cualquier mes del año, el lugar ideal para laborar, seguramente se irá a su casa de campo o de playa y si no la tuviera, rentaría alguna por una temporada más larga que cuando toma vacaciones. 

Es decir; se convertiría en un “factor de desestacionalización turístico”. En Europa ya hacen cuentas buscando que se haga realidad esta idea; escribe Gallardo: “Si el 30.6 por ciento de los 240 millones de empleos activos que hay en Europa va a seguir trabajando a distancia, estamos hablando de 73 millones de trabajadores que compaginarán a partir de ahora sus tareas preseciales con esta nueva modalidad laboral”.

Agrego dos detalles: Aparece la coyuntura perfecta -y no solo en temporada de vacaciones- para plataformas tecnológicas de vivienda en alquiler como Airbnb o en hoteles de larga estadía, siempre y cuando tengan una buena red de wifi. Esto huele a éxito, prepárense por si se establece en México. 

@ElCastorOficial