La idea original era cultivar magueyes, producir tequila y recrear una hacienda mexicana, pero un fenómeno meteorológico acabó con los sueños y quemó las plantas. Sumidos aún en la tragedia, se le ocurrió a Gisela Gallardo -propietaria del rancho- vender las tierras para un desarrollo inmobiliario turístico y así surgió de entre las cenizas, la Santísima Trinidad.
El nombre se debe, al trío de cultivos que pensaron, con el deseo que el desastre natural no se repitiera: lavanda, viñedos y olivos. “La planta de color violeta funciona como vigía; ésta se marchitará en caso de plaga o deficiencia del suelo, además de alertar para proteger a las vides y olivares, con la salvedad, que no compiten con los nutrientes de la tierra” me comenta Mailén Obón, enóloga y representante del grupo empresarial.
El corazón de todos los proyectos es la Santísima Trinidad, a 5 kilómetros de San Miguel de Allende, “un estilo de vida del campo, sin las incomodidades de vivir en el campo” me comparte Mailén. Al principio pensaron en compartir un estilo de vida como en la Toscana; vendiendo terrenos -que en promedio son de una hectárea de extensión- donde construyeran sus casas y el resto del de la parcela se dedicara a la agricultura de los tres cultivos bandera. Para facilitarle la vida a los propietarios, éstos solo verán el producto sembrado y de la cosecha reciben un porcentaje de la esencia de lavanda, aceitunas o botellas de vino.
Muy pronto se dieron cuenta de las necesidades de los vecinos y de los turistas que deseaban vivir la misma experiencia; así evolucionaron la idea a formalizar hoteles boutique, restaurantes, bodegas de vino y de sidra, áreas para bodas, campos de polo y equitación, tiendas con sus productos, llevando todo a un crecimiento exponencial.
La Santísima Trinidad se inauguró apenas en 2015; impactados por el caso de éxito, se asocian los hermanos Nozaleda (propietarios de Bodegas Laus, Viñedos San Martín, Alto Bodegas y Viñedos de España, entre otros negocios) Así continuaron inaugurando San Lucas en 2017, Viñedo de los Senderos en 2018, Viñedo San Francisco en 2019… hicieron una breve pausa por la pandemia y en dos meses más, abren las puertas de Santa Catalina enfocado a eventos y bodas, además de dar a conocer “Santa Jacinta” un proyecto en Toluca, Estado de México, dedicado a producir sidra. “Ha sido una sorpresa para todos, imagínate, solo el año pasado en la parte enoturística recibimos 20 mil visitantes, al principio era solo los fines de semana, ahora tenemos turistas de lunes a domingo, es increíble” termina diciendo Mailén Obón.
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