Hasta ahora la política turística se viene manejando con lo que hay; eso no implica coronarlos como villanos erráticos deseosos de fulminar lo antes construido ni mucho menos transmutarlos en héroes que emergen de las carencias para erigir milagros con los poderes de la 4T. Simplemente están jugando con las fichas que tienen en una realidad nunca antes experimentada. ¿pero que tal si cambian la jugada?
Aquí es donde surgen oportunidades para el sector turístico; la coyuntura actual permitiría convencer al presidente Andrés Manuel López Obrador con una obra como las que gusta: donde se ayude a los que menos tienen, fortaleciendo al campo en directo evitando intermediarios, y desde luego trascender con una obra que permanezca; la solución se llama agroturismo.
Estos grupos exitosos se organizan en comunas (como en China, Venezuela o Chile) para trabajar en la agricultura o la ganaderia mientras obtienen capacitación y así obtener mayores dividendos trabajando de manera alterna en Turismo. Algunos producciones son para consumo regional, mientras que otros se planean para la exportación.
Además es parte de una megatendencia; así lo explica en sus conferencias Dan Glickman quien fuera Secretario de Agricultura en Estados Unidos durante el gobierno de Bill Clinton. La clave está en preservar la mayor cantidad de cultivos a baja escala, eso permitirá mejores productos y con ello preservar nuestra salud así como nuestra cultura gastronómica tradicional e incluso lograr negociaciones con los mercados regionales más satisfactorias, además mantiene a los campesinos en su lugar de origen.
El desafío se llama entrenamiento constante; tanto en los temas del campo como en el turismo. Son proyectos que detonan financieramente muy rápido, logrando circulos virtuosos en cuanto se implementan; basta que el presidente López Obrador revise los casos de éxito, para convencerse que este puede ser su gran legado turístico.
@ElCastorOficial