Bailarines de 15 metros, un gran oso de color azul y pasar la noche a todo lujo en la estación del tren
¿Quedarme a dormir en la estación de trenes? pues sí, así empieza mi visita al centro de la ciudad de Denver que vengo dispuesta a conocer totalmente a pie. Me instalé en mi habitación en el cuarto piso de lo que fuera la antigua estación de trenes Union Station, que por allá a inicios del siglo XX llegó a tener un flujo de 70 trenes diarios pero, conforme los tiempos fueron cambiando, el transporte también y la estación se fue renovando conforme a las necesidades de la ciudad. El día de hoy Union Station es la principal conexión para los visitantes con el distrito del centro de Denver y cuenta con una sala de trenes al aire libre de diseño vanguardista que da cabida a 22 puertos de autobuses subterráneos, tranvía, el famoso tren Amtrak y los servicios gratuitos del MallRide y MetroRide. La estación original siguió funcionando a la par, hasta que ya solo había dos trenes en circulación y se suspendió el servicio. Sin embargo, el edificio del siglo XIX, estilo Beaux-Arts, fue remodelado -conservando su arquitectura por supuesto- y reabierto como el Hotel Crawford en 2014. Son 112 habitaciones dentro de la estación, la que yo reservé tiene forma rectangular y ambientación como la de los cuartos dormitorio de un tren; la recepción es un gran salón con bancas, mesas y sofás acomodados de la misma manera en que estaba la sala de espera de la estación y alrededor tiendas, restaurantes y un bar que está ubicado en el lugar donde se vendían los boletos que conserva la ventanilla original, solo que ahora en vez de boletos, recibes cerveza. Así que escogí este hotel por su gran historia y porque además, desde aquí es muy sencillo trasladarse a pie a los puntos más interesantes del centro de la ciudad.
Comencé por explorar caminando por la 16th Street Mall; a lo largo de una milla -casi dos kilómetros- caminando junto a la arboleda, me encontré con que esta calle es un centro comercial gigante con más de 300 tiendas y 50 restaurantes. Aquí está uno de los edificios más emblemáticos de Denver, Daniels & Fisher Tower, construido en 1911, fue el edificio más alto de la ciudad por casi 50 años y la torre tiene 4 relojes -uno por cada lado- de casi 5 metros de alto. La mañana estaba muy fresca y me detuve en Ink! Coffee a desayunar un café calientito y un delicioso sandwich, este lugar empezó vendiendo café en un carrito en la zona de las montañas para los visitantes y ahora son ya 8 establecimientos en Denver y en Aspen que conservan el estilo local. Los artistas urbanos ha encontrado en esta calle un excelente punto de encuentro; pintores, cantantes de folk y de country se instalan afuera de las tiendas a deleitar a los paseantes con sus creaciones.
Revisando mi mapa, vi que en la ruta la legendaria tienda Rockmount Ranch Wear, este almacén abrió en 1946 vendiendo camisas vaqueras para hombre y su fundador –Papa Jack Weil-, fue el inventor de los botones de presión. Desde su apertura, sus modelos no dejan de venderse como pan caliente; Eric Clapton, Elvis Presley, Ronald Reagan, Anne Hathaway, Marlon Brando, Olivia Newton John y una lista interminable de celebridades han usado y siguen usando los diseños de estas camisas, que van, desde las clásicas de cuadritos en todos los colores, lisas, con flores, con la bandera de Estados Unidos, con barbitas, de diseños coloridos y extravagantes y hasta un modelito en color negro con hojas de marihuna vi en esta legendaria tienda. Imposible resistirse a entrar en tomar una cerveza artesanal en Rock Bottom Brewery, por recomendación de mi mesero, pedí una Red Rocks, cerveza de cuerpo medio con un rico perfil de malta caramelo que acompañé con las clásicas Buffalo wings y un exquisito pastel de zanahoria antes de emprender la caminata de regreso al hotel.
Al final de 16th Streetmall, se encuentra el llamado Golden Triangle, un barrio cultural hogar de galerías de arte, edificios históricos, teatros y museos. También encontré tiendas y restaurantes que tienen la particularidad de estar comprometidos con la onda artística y organizan eventos y promociones especiales el último viernes de cada mes para los amantes del arte. Aquí eché un vistazo a la Biblioteca Pública de Denver, el Centro de Artes Fotográficas de Colorado, el Museo Kirkland y el Museo de Arte Moderno, donde me tocó ver una exposición-evento un tanto rara que precisamente es como un entrenamiento para aprender a observar y apreciar – o habrán querido decir ‘entender’- las obras de arte contemporáneas, en la azotea del edificio se encuentra la cafetería en la que me senté a descansar con una fantástica vista del centro de la ciudad.
Y ya que estamos en la onda artística y cultural, hay que pasar unas cuantas horas en el Denver Performing Arts Complex. El primer edificio que visité fue la sala Boettcher, la primera sala de conciertos en los Estados Unidos; también en esta área está el complejo teatral Helen Bonfils que cuenta con 4 escenarios separados y el Buell Theatre con los mejores musicales de Broadway. No faltó la fotografía con Los Bailarines, escultura ubicada en la explanada del complejo que muestra a una pareja de danzantes de más de 15 metros de alto.
Dando la vuelta al complejo, está el Centro de Convenciones de Colorado, que además de ser un punto de negocios y eventos, se ha convertido en uno de los íconos de la ciudad gracias a su gran Oso Azul, este animalito de 12 metros de alto, permanece asomado al interior de las ventanas del edificio tratando de enterarse de lo que ocurre adentro. Es obra del fallecido artista Lawrence Argent quien, originalmente había imaginado al oso en colores arena pero, al imprimir la imagen, ésta salió en color azul y el error le gustó mucho al autor y decidió hacerla en ese color.
No podía despedirme de la capital de Colorado sin visitar el edificio del Capitolio así que dispuse de una mañana completa para visitar la zona. Esta construcción de 1886, que se parece mucho al Capitolio de los Estados Unidos en Washington, DC, es una verdadera joya arquitectónica. La parte externa está hecha con granito blanco pero, lo realmente valioso, es el ónix rosado que se usó para el interior del lugar; el suministro completo de Colorado de este mineral se agotó en su construcción. La cúpula, a 82 metros de altura, hace identificable el Capitolio desde cualquier punto de Denver gracias a que está cubierta con 200 onzas de hoja de oro de 24 kilates.
Y para finalizar mi visita a pie por el centro de Denver, caminé tres cuadras más para llegar al Museo de Arte de Denver, que exhibe más de 68 mil objetos y obras de artistas del mundo entero, incluyendo una gran colección de arte nativo americano. Además de la parte artística, es destacable la arquitectura de este museo, es un impresionante edificio cuyo diseño está inspirado en las Montañas Rocosas y en sus cristales geométricos, resulta impresionante observar el diseño y el gran tamaño que tiene, además a la hora que se pone el sol, se crea un reflejo sobre los paneles de titanio de la estructura que resaltan aún más su belleza.
Gabriela Albarrán