No pretende encauzar este escrito al terreno del conocimiento teológico; encabezo así la presente columna por hacer un símil con una frase que un ex jefe -gustoso de los placeres dionisíacos-expresaba cada vez que la suerte se aliaba para obtener un negocio, y me decía: “ya ves, Dios protege a sus borrachitos”.
Así México; sin implementar una estrategia de recuperación económica para la industria turística, con un gobierno apático en estructurar mecanismos con apoyos reales para las pequeñas y medianas empresas turísticas -que son las más que componen el sector- tiene la suerte o la bendición de sorprender con una “clara tendencia -paulatina- de recuperación” escribiría Francisco Madrid para las infografías de Cicotur-Anahuac.
A través de los cuadros explicativos que comparte el Centro de Investigación que dirige Madrid se puede advertir el avance en la recuperación de la oferta aérea disponible: En cuanto a vuelos nacionales aparece en la segunda quincena de junio por arriba del 40 por ciento, el mejor comportamiento llegó en la primera quincena de septiembre casi al 70 por ciento, para incrementarse en la segunda quincena de noviembre en un 72.6 por ciento. Muy parejo el porcentaje de aviones que salen, con los asientos comprados.
Por lo que toca a vuelos internacionales, con todas las restricciones de los países y sus aeropuertos, canalizando rutas prácticamente solo desde Estados Unidos, la evolución ha sido más notoria. De más del 27 por ciento que se recibían en la segunda quincena de julio, hasta un 61.9 por ciento que se contabilizó en la segunda quincena de noviembre.De esta manera, los vuelos y los asientos ocupados, también muy parejos.
Esta es la explicación que ofrece Cicotur-Anahuac: “en el complejo escenario actual, la evolución de la disponibilidad de vuelos y asientos en rutas nacionales e internacionales mantiene su sostenida tendencia de recuperación, en la segunda quincena de noviembre”.
Me quedo con los argumentos que dio la consultora e investigadora Tere Solis por Twitter: “La geografía, el clima, el cierre de cielos en Europa y Asia soplan a favor de la recuperación de los destinos mexicanos, pero no hay que bajar la guardia. Por nuestras comunidades y por el turismo”.
Me adelanto con un vaticinio: los discursos oficialistas estarán plagados de razones para suscribir su comportamiento con la industria turística. La historia sin análisis, puede ser bondadosa con el gobierno federal, a la hora de explicar su comportamiento durante la presente crisis que padece el sector. Solo cuidemos que la memoria persista para juzgar lo que hizo el aparato gubernamental, la iniciativa privada y los componentes externos incluidos los “milagros”, porque tratando de justificar -agnóstico o no- “Dios protege a sus apáticos”.