“Esta pandemia llegó para robarnos futuro” me dice el propietario de un hotel boutique en Oaxaca, “en el mejor de los casos, porque por lo menos empezaremos de cero, otros verán la lucha desde el cielo”.

Y vaya que será una batalla de grandes dimensiones, con clientes más exigentes que buscarán certeza sanitaria a toda costa; garantía de que estarán bien y hospitales profesionales en la cercanía para estar más seguros.

Entre las primeras acciones de los servidores turísticos está potencializar el factor confianza entre los visitantes, primero para que regresen y enseguida comprobarlo con hechos, dando garantía con Distintivo H y certificaciones especializadas en salud.

La tecnología acelerará los cambios en aeropuertos y hoteles para dinamizar el servicio y comprobar que todos los turistas estén en perfectas condiciones de salud, pero ojo, debemos tener mucho cuidado en respetar la privacidad de la información de los usuarios.

Los viajes al principio -una vez que pase la pandemia- serán más onerosos para solventar los nuevos requerimientos sanitarios; además el perfil de viajero se regionalizará ya que empezarán en la cercanía con turistas de altos ingresos -a los que menos golpeará la crisis económica del Covid-19- tanto en avión como vía carretera.

En dos webinars que participé a lo largo de la semana se menciona que entraremos en la Era de los Equilibrios donde la oferta y la demanda se vuelve menos voraz, con negociaciones más conscientes entre tours operadores, hoteleros, agencias de viajes, OTA´s y destinos. Pero desde mi particular opinión, habrá mayor sensibilidad en los tratos, pero lejos estamos de cambiar la naturaleza de cada sector.

En la parte restaurantera habrá tres tendencias marcadas: los buffets tendrán que cambiar por el riesgo a la exposición social y medioambiental, se incrementarán -producto del miedo al otro o a los tumultos- el room service y las entregas a domicilio. Las grandes marcas ya trabajan en esto.

@ElCastorOficial