Turismo no está entre las prioridades del presidente Andrés Manuel López Obrador; tan simple como eso, lo menosprecia al no insertarlo en sus estrategias económicas para crear más y mejores empleos que le permitirían generar mayor número de divisas, incluso más que el petróleo como ha venido sucediendo en los últimos años.  

Desde la Suite Presidencial del viernes había adelantado que el presidente López Obrador no aprovecharía esta oportunidad para cambiar, quise constatar y aquello que para mi era espera, resultaba esperanza –“esperanza falaz” le dicen- del sector turístico mexicano pensando que el guía de la 4T rectificaría.

El mensaje que emitió ayer el inquilino de Palacio Nacional hizo más profunda la brecha con los empresarios turísticos del país al anunciar que no otorgará “apoyos al estilo del período neoliberal o neoporfirista” así, generalizando circunscribe el discurso a un regateo meramente político con cobro de facturas antiguas.

Presidente: Estos son momentos para crear empatía y alianzas con todos los mexicanos; se trata de ser sensible al panorama económico mundial tan crítico en medio del luto por el coronavirus. Escuche lo que dice el mundo, vea lo que hacen y actúe en consecuencia.

La misma Organización Mundial de Turismo (OMT) y el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) sugieren a los gobiernos del planeta que se apoye al sector turístico con medidas claras ya que es una industria estratégica que permite reactivar la economía mucho más rápido; por ello, presidentes y ministros sin distinción de pensamientos o tendencias políticas, lo hacen convencidos. 

Comprendí al presidente cuando en su discurso criticó a quienes en el pasado han “privatizado ganancias y socializado pérdidas”, pero no comparto la analogía con la actualidad, este es un parteaguas en la historia del mundo y como tal hay que enfrentarla: vistiendo el traje de estadista. 

@ElCastorOficial