“Voy a contratar a 20 jóvenes de esas…becas del presidente… – De Jóvenes Construyendo el Futuro; le comenté. Si, de esos… para censar a todos los destinos del país y saber realmente con cuantos productos turísticos contamos en el país”. Le di seguimiento semanas después al comentario de Eduardo Paniagua, presidente de AMAV Nacional y nunca se contrataron los becarios ni se realizó el trabajo.
“Ay amigo, ese Lalo sale con cada cosa que ya mejor le damos el avión” me dice una socia de la AMAV en el Estado de México. – ¿Qué hizo ahora? Inquiero a mi informante. “Pues que tenemos que vender La Vuelta a México en 8 días, cuando no es el promedio de días en que viaja un mexicano y sin promoción ni quien se entere”.
La más reciente: ¿Vas a ir a la partida de rosca de AMAV? Me cuestiona por teléfono un colega. -No, no tengo agendado ese evento. “Deberías caerle; en la invitación dice que llegarán algunos ex presidentes de la asociación” – ¿Invitaría a Jorge Hernández y a Julio Castañeda? “Ja ja ja, no creo, no los puede ver ni en pintura”.
Ese es el nivel en el que mejor se desenvuelve Eduardo Paniagua, el de las apariencias, y más cuando sus palabras están sostenidas con alfileres en el libro de la credibilidad. Hoy le urge mostrar que hay concordia en una asociación dividida.
Para ello necesitará el respaldo de quienes salieron hace más de 10 años de la AMAV, como: Virgilio Garza, Armando Bojorquez o Fernando Soler y que de esa manera quiera enterrar la historia de la última década, a la que sirvió y a la que detesta porque por algo no les giró invitación. No Eduardo, hasta para hacer política se necesita altura de miras, ser frontal, mostrando convocatoria de grupo real, no ficción.
@ElCastorOficial