Siempre me lo dijo y así lo expresé varias veces: “conmigo en la secretaría no se tendrá que perder tiempo en la curva de aprendizaje”. Yo le creí a Torruco, el se la había creído desde hacía mucho tiempo, pero nunca imaginó las situaciones con las que tendría que lidiar en una época y una dependencia totalmente diferente.

2019 fue el año en el que el secretario de SECTUR se moldeó a las circunstancias, se envolvió en la bandera de la austeridad y por ende se disciplinó a la línea que marcaba el presidente Andrés Manuel López Obrador, también en cuanto a los argumentos del aeropuerto, como del presupuesto del DNR para el Tren Maya.

Tuvo poco espacio para maniobrar desde su posición, pero aún así no paró de estar presente en los estados y de lanzar algunas iniciativas como Visit México Reloaded, Productos Ancla o Ferias Internacionales By CREA que podrán gustar o no algunas decisiones, pero lo más importante es que actuó, lo hizo.

Este puede ser el año de Miguel Torruco al frente de la Secretaría de Turismo por varias circunstancias: maduró en el quehacer político, ya tiene las dimensiones reales del lugar que ocupa, ahora debe saber el verdadero papel que tiene que desempeñar desde su cargo y con esa dinámica puede darle solidez a SECTUR.

Esto último es muy importante; que la Secretaría de Turismo y su principal funcionario se mantengan trabajando estables, le permite al sector tener un interlocutor para facilitar múltiples tareas y gestionar las soluciones con otras dependencias. Ese será su principal valor, que haga valer la transversalidad de la SECTUR y logre hacer realidad una gran cantidad de proyectos estatales que siguen estancados en la “tramititis”.

Si se arropa Torruco con el sector empresarial y si éstos, más los secretarios de Turismo del país lo apoyan, se estarán protegiendo a sí mismos. Voy al extremo: Sería muy doloroso pasar a ser subsecretaría y desmantelar las oficinas estatales de la especialidad.

@ElCastorOficial