LAGO KLILUK

El lago manchado de Canadá. 

A 100 kilómetros de Vancouver, cerca a la frontera con Estados Unidos, se encuentra el Valle de Okanagan, punto de ubicación de un peculiar lago que se caracteriza por tener aguas de distintos colores. Y no creas que me refiero a varios tonos de azul y verde, no señor, hablo de esos colores y además, amarillos, plateados y hasta rosas. 

Resulta que en estas aguas se alojan minerales como sulfato de magnesio, calcio, titanio y sulfato de sodio en altas concentraciones y cuando el sol evapora parte del volumen del agua, el lago ofrece un espectáculo natural de luz y color en forma de manchas separadas unas de otras y cada una de color distinto. El verano es la época del año en que mejor se ve el espectáculo, pues es cuando el nivel del agua baja y deja al descubierto las 365 manchas de agua de colores distintos. Aún si vas cuando el agua está a su máximo nivel, puedes observar desde lo alto, el lago lleno con el fondo lleno de manchas de colores. El paso al lago está prohibido por cuestiones de preservación, pero se puede admirar desde la orilla perfectamente bien. 

“Kliluk” significa lago sagrado y fue nombrado así por los nativos de Okanagan que descubrieron las propiedades curativas de sus aguas para aliviar diversos males. Cuenta la leyenda que, hace miles de años durante una guerra, las dos tribus contendientes hicieron una tregua para que sus guerreros pudieran acudir al lago a curar sus heridas y así poder continuar con la batalla. El valor terapéutico de las aguas del lago y cuenta la leyenda que hace miles de años, durante una guerra, las dos tribus contendientes hicieron una tregua para que los guerreros heridos pudieran curar sus heridas con las aguas del lago. 

A finales de la década de los 70, los dueños de estos terrenos intentaron construir un balneario turístico en el lago, cosa que los nativos, por supuesto,  trataron de impedir y acudieron al gobierno que, afortunadamente les brindó apoyo para que ellos mismos puderan comprar los terrenos y hoy en día el lago manchado es propiedad de una de las pocas reserva indias de Canadá, y sus habitantes, hasta la fecha, usan el lodo del lago para sanar dolores, heridas y hacer ungüentos terapéuticos.

 

RÍO TINTO

Una sucursal de Marte en España. 

Cuando visites Andalucía, si vas a la provincia de Huelva, tienes que ir al Río Tinto. Su nombre lo dice todo, este río tiene aguas de color rojo que han sido objeto de numerosos estudios a lo largo de más de tres décadas. En un principio se pensó que el color rojo se debía a la contaminación provocada por años y años de explotación minera en los alrededores. En la parte alta del río, está el mayor yacimiento mineral a cielo abierto de Europa y fue explotado hace muchos, muchos años por los tartesios y por los romanos pero, resulta que esa no es la causa del color sangre de este caudal.

Tras varias investigaciones, se descubrió que el agua está llena de unos microorganismos  de nombre quimiolitotrofos que se dedican a comer piedras y de eso viven. El agua está llena de sulfato férrico y si a esto le sumamos la escasez de oxígeno del lugar, el pH resultante es muy ácido, lo que da como resultado este peculiar color rojo. Para acabar de completar el paisaje, las orillas son de color dorado y esto sí es debido los residuos mineros que se fueron acumulando y que al enfriarse, adquirieron tonalidades que van del ocre al dorado y enmarcan de manera perfecta el color vino de las aguas. 

Lo más curioso de este lugar, más allá de sus extraños colores, es que, muchos de los microorganismos que hicieron de este su hogar, aún no se han catalogado y están en estudio para averiguar cómo es que se adaptaron a un ambiente tan extremo alimentándose solo de minerales, tan grande es el enigma que, incluso científicos de la NASA están investigando estas formas de vida pues creen que existe mucha similitud con las condiciones ambientales del planeta Marte, lo que ha hecho que el Río Tinto sea en la actualidad algo así como un parque de diversiones para los científicos que ven aquí una posible sucursal del planeta rojo. 

 

NAICA

La Cueva de los Cristales en México 

Hace 9 años, en el año 2000, Eloy y Javier Delgado, dos hermanos mineros se encontraban trabajando en las minas de Naica cuando, por mera casualidad, vieron a través de un orificio lo que después llamarían “El ojo de la Reina”, un enorme y hermoso cristal blanco. Lo que siguió a esto fue tan impresionante, que los hermanos aseguran que una parte de ellos se que quedó ahí para siempre, encontraron la cueva con los cristales más grandes que se hayan visto en la historia y que se formaron hace por lo menos, 250 mil años. Enormes vigas de selenita de hasta 13 metros de largo, 4 metros de diámetro y 50 toneladas de peso, algo que la humanidad no había visto jamás.

La llamada Cueva de los Cristales, está a más de 300 metros de profundidad y la temperatura promedio es de  50° C que sumados a la humedad del 100%, hacen del lugar un sitio nada hospitalario para el ser humano por lo que la cueva no está abierta al público. Los geólogos, reporteros o investigadores que pueden entrar a la cueva deben llevar un traje especial y máscaras que inyectan aire frío y seco para respirar; el traje es equipado con hielo para equilibrar la temperatura corporal y aún con todas estas precauciones, el tiempo máximo de estancia es de 30 minutos, de lo contrario, se corre el riesgo de morir de calor, dentro de la cámara es posible quitarse un rato la máscara pero, no más de 10 minutos si se quiere continuar con vida.  

 

POZO DE DARVAZA

La Puerta del Infierno en Turkmenistan

¿Imaginas lo extraño que se vería un cráter en medio del desierto? por muy raro que parezca, existe. Mejor conocido como “La Puerta del Infierno”, el pozo de Darvaza es un cráter en el desierto de Turkmenistán. ¿Cómo puede existir algo así? la respuesta es sencilla: por error. En 1971, un equipo de geólogos rusos estaban “explorando” la zona -dicen las malas lenguas que en realidad buscaban petróleo- y tuvieron la mala suerte que se colocaron justo sobre un área de cuevas y la hora de hacer la perforación, !zaz!, el suelo se vino abajo tragándose la enorme perforadora y todo el equipo con el que contaban.

Afortunadamente el accidente no cobró vidas humanas, pero dejó un hueco de 69 metros de diámetro y 30 de profundidad que para colmo de males, despedía una gran cantidad de gases que podrían ser peligrosos si se propagaban en el aire, así que para evitarlo, decidieron prenderle fuego para que el gas se consumiera en unos días -según ellos, a lo mucho una semana- pero, pasaron los días, las semanas, los meses, los años y hoy, casi 50 años después, el fuego sigue ardiendo en todo su esplendor a pesar de muchos intentos fallidos por apagarlo. Este pequeño error ha hecho que turistas de todo el mundo encuentren la manera de acercarse a pesar de ser una región de difícil acceso -en medio del desierto de Karakum-, para observar el fenómeno que, sobre todo por las noches, brinda un espectáculo de luces hechas de fuego que realmente lo hacen parecer la mismísima “Puerta del Infierno” 

 

PARQUE GEOLÓGICO DE ZHANGYE, CHINA

Montañas hechas de capas de color ocre, verde, rojo, azul y violeta; como un pastel pero, a lo grande, ¿Cómo puede existir algo así? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?. Vamos por partes.

Estoy hablando de los montes de colores del parque geológico nacional Zhangye Danxia, al norte de China, lugar escogido por la naturaleza para pintar una de sus más bellas obras de arte. Estas montañas, que se extienden a lo largo y ancho de 300 kilómetros cuadrados, se parecen a las botellitas de vidrio que usamos para adornar la cocina llenándolas de sal pintada o distintas semillas que forman líneas de colores en el interior.  Este crisol se ha formado durante los últimos 24 millones de años debido al constante depósito de sedimentos minerales en las capas rocosas y que los movimientos tectónicos fueron sacando a la superficie formando un paisaje tan impresionante, que resulta casi imposible creer que algo así exista. Las montañas de Danxia -nubes rosadas-, se han convertido en visita obligada para los turistas que recorren la llamada “Ruta de la Seda” dentro de la que se encuentra este paisaje surrealista. En medio de estas inmensas colinas, se han construido caminos y puentes señalizados para los visitantes y los más aventureros pueden volar en parapente para admirar el increíble paisaje de colores que es Patrimonio de la Humanidad desde 2010 

Gabriela Albarrán